Muchas son las falacias que circulan de boca en boca o que se encuentran inmersas en diversos sitios web para “cuidar” tu dentadura. Advertencias de especialistas para saber reconocer estos engaños y sugerencias para llevar una buena higiene bucal en tu cotidianeidad.
El cuidado de la cavidad bucal es un paso fundamental hacia la salud general y permite mantener una buena calidad de vida. Sin embargo, hay algunos aspectos importantes a tener en cuenta para no caer ante las “soluciones mágicas” que ofrece internet y que pueden resultar perjudiciales para el bienestar integral, provocando serias afecciones.
La visita al odontólogo debe formar parte de tu agenda y convertirse en un hábito saludable. A continuación, odontólogos tucumanos dialogaron con LA GACETA para desmitificar ciertas afirmaciones falsas y centralizarse en aquellas que son verdaderas.
Cómo son las cosas
1. “Los dientes amarillos son siempre consecuencia de un mal cepillado y reflejan una dentadura poco saludable” (Mito)
Al respecto, la odontóloga Valentina Ramasco expresa que no existen los dientes blancos y que la coloración de los mismos es amarillenta, en mayor o menor medida, y es provocada por un tejido dental que se llama dentina. Esto, también va a depender de la genética de cada paciente.
Carlos Marcelo Pérez es odontólogo y docente en la Cátedra Práctica Final Obligatoria de la Facultad de Odontología, Universidad Nacional de Tucumán. “El diente debe su color a la dentina que a través del esmalte y su translucidez puede ser apreciado. Este depende de cada persona al igual que el color de la piel y representa una característica particular”, asegura.
Por otro lado, afirma que el tono de la dentina puede cambiar a través de los años como consecuencia de diversos factores, entre ellos el aumento en su espesor, influenciado por ciertos estímulos y el envejecimiento.
“También debemos considerar que ciertos hábitos (fumar o coquear) la ingesta de medicamentos y elementos presentes en el agua de bebida pueden cambiar el color de los dientes que se visualizan como manchas o pigmentaciones (extrínsecas o intrínsecas)”, concluye.
Según Laura Levin, especializada en ortodoncia, tener dientes amarillos no necesariamente está ligado a una dentadura no saludable, ya que hay un amplio espectro de colores que se encuentra ligado a cada individuo. Sin embargo, dice que es cierto que con el paso de los años los dientes pueden tomar tinciones de los alimentos y líquidos que se ingieren provocando manchas, las cuales pueden ser tratadas por un profesional de la salud dental.
2. “El cepillado de la noche es el más importante” (Verdad)
Una forma de evitar la aparición de lesiones como caries o agujeros es hacer hincapié en el cepillado nocturno para el experto Pérez, ya que este contribuye a eliminar la placa bacteriana y los restos de alimentos que pueden quedar atrapados entre los dientes u otras superficies para luego ser utilizados por microorganismos que desmineralizan el esmalte de la dentadura.
“El cepillado nocturno es el más importante y es imprescindible para mantener una boca sana porque durante este tiempo la boca está más seca al no generarse tanta saliva, lo que produce una mayor acumulación de bacterias”, explica la odontóloga Levin.
Por su parte, Ramasco asevera: “La saliva es un sistema buffer que regula el pH de la boca manteniéndose normal durante el día y defendiéndose de la acción de las bacterias. Por la noche, la saliva disminuye su secreción, en consecuencia, los microorganismos empiezan a actuar con mayor facilidad”.
3. “Lavarse los dientes varias veces a la semana con bicarbonato blanquea los dientes” (Mito)
Según los especialistas Ramasco y Pérez, no se debe utilizar el bicarbonato como blanqueador para los dientes y esta práctica puede resultar nociva para la salud bucal.
“Existen otros tipos de productos que ayudan a blanquear los dientes, pero el bicarbonato no tiene esta finalidad porque modifica el pH de la saliva, por lo tanto, altera el medio bucal predisponiendo la aparición de caries”, advierte Ramasco.
En consonancia, Pérez acota: “El bicarbonato de sodio es un polvo blanco soluble en agua que de ninguna manera tiene efecto de blanqueamiento o aclara el color dentario. Su utilización resulta dañina para los dientes dado que el uso frecuente sólo conduce a desgastar y disminuir el espesor del esmalte que actúa como una cubierta protectora. Esto, lleva a la aparición de una sensibilidad aumentada ante estímulos de frío o calor que, en condiciones normales, no representan un problema”.
Finalmente, Levin considera que son muchos los mitos que circulan en torno al tema del bicarbonato, lo ideal sería tomarlo con pinzas. Su uso es controversial y debe ser supervisado por un profesional indicando su correcta concentración, técnica de cepillado y su uso conjunto con otras sustancias.
“Como sostienen muchos expertos, su índice de abrasividad (RDA, Relative Dentin Abrasivity) es de siete sobre 100, un valor bastante moderado, sobre todo si lo comparamos con el de otros productos de higiene oral que se venden en farmacias y supermercados”, señala.
(Producción periodística: Mariana Ávila)
¿Cómo cuidar tu higiene bucal?
- Visita al odontólogo cada seis meses para limpieza, control y aplicaciones con flúor.
- Realiza radiografías anuales para detectar a tiempo patologías incipientes.
- Cepilla tus dientes después de cada comida. El cepillado nocturno no es negociable.
- No olvides limpiar tu lengua y encías.
- Cambia tu cepillo cada tres meses aproximadamente. Recorda que siempre es mejor que sea pequeño y que sus cerdas sean suaves.
- Usa un dentífrico que tenga el porcentaje de flúor indicado, es decir de 1.450 ppm a partir de los 12 años.
- Usa hilo dental para eliminar restos de comida.
- Utiliza enjuague bucal como complemento al cepillado siempre y cuando estén indicados en la situación correcta.
- Evita consumir alimentos o bebidas azucaradas.
- Es importante comenzar a cuidar la salud bucal desde la niñez con la primera aparición de los dientes de leche. Los padres deben tener en cuenta que los chicos aprenden por imitación.